jueves, 14 de noviembre de 2013

La ciudad de Le Corbusier


La sustentabilidad es una palabra ahora en boga en el diseño arquitectónico y urbanístico y su futuro parece inescrutablemente ligado con el futuro de nuestro planeta. Actualmente se apuesta a avances tecnológicos, innovaciones tales como los techos verdes, células fotovoltaicas, y nuevos y más complejos planes para reciclar agua, energía, y otras recursos naturales. Pero contrario a lo que se podría creer esta preocupación por el medio ambiente no es nada nueva en el diseño urbano. Los grandes arquitectos de principios del siglo pasado considerados como los pioneros de la arquitectura moderna estuvieron de hecho muy en armonía con los ciclos de la naturaleza. Uno de estos fue Charles Edouard Jeanneret-Gris (1887-1965), mejor conocido como Le Corbusier, arquitecto de origen suizo, urbanista, diseñador, pintor y escritor, ampliamente considerado como uno de los padres de la arquitectura moderna. Con su “Ville Radieuse”, su ciudad radiante, Le Corbusier proponía un visión un tanto utópica de la ciudad ideal.


La ciudad concebida por Le Corbusier, es sin duda una bella idealización de lo que esperaba, debía ser la urbanización para nuestros tiempos. Con una aparente inclinación socialista, la cuestión en Le Corbusier es un control casi total de la administración de todo lo que corresponde a la ciudad, por parte del gobierno: la vivienda, el transito, el trabajo, el ocio. Todo esto, para contrarrestar el caos con el que se estaban desarrollando la ciudades desde el maquinismo. Este control estatal que el sugiere, va desde planear, aumentar y optimizar aéreas verdes, hasta al punto de llegar a sugerir algo tan espinoso, como es controlar la densidad de la población. Medidas todas en pos del bien vivir de los habitantes citadinos.

Hace notar como la urbanización de su tiempo (que es igual una perfecta descripción, de la urbanización actual; al menos en países como el nuestro) está llena de errores nacidos bien del abandono al azar por parte del gobierno; bien de la especulación económica; o también quizás la de la segregación. Le Corbusier denuncia que la densidad poblacional no corresponde a las aéreas geográficas determinadas, lo que provoca la proliferación de tugurios lóbregos; nidos de peste y vicios donde la vida no se desarrolla con plenitud. Además del suburbio que es para él, una solución ilusoria al desahogo poblacional, poco practica y costosa para el estado, ya que a pesar de no estar planeada por este (el estado) de igual manera, se ve obligado a proporcionarle servicios, no muy bien contemplados por el erario. Las zonas habitacionales también suelen estar expuestas a las vías de comunicación y a la industria, estas contaminan con ruido y gases la cotidianidad. Las zonas verdes son escasas, poco accesibles para el público y muchas veces exclusivas de las clases pudientes. Al igual, los espacios para el esparcimiento son mínimos, impidiendo así el pleno desarrollo "moral" de los pobladores de la ciudad. Los centros de trabajo e industrias, o bien está lo suficiente mente cerca de la ciudad, como para afectarla con sus problemas inherentes o bien está en la periferias que hacen poco práctico el trasporte hacia ellas. Las vías de comunicación que fueron concebidas para el tránsito de carros tirados por caballos y peatones ahora eran obsoletas para la densidadades numéricas y velocidades que alcanzaban mecánicos. Además de estar adosadas a las zonas de habitación de la población, lo cual contamina la cotidianidad.

Para Le Corbusier la ciudad moderna debe dejar todos estos vicios urbanísticos atrás con una rigurosa administración y regulación por parte del estado de lo urbano –sobre todo lo referente a una legislación sobre el derecho de suelo-. Lo ideal para Le Corbusier en la ciudad moderna es que la vivienda sea en edificios elevados, con todos los servicios necesarios y separados entre si, por extensas aéreas verdes o bien en casas individuales, en ciudades jardín con perfecto acceso a la ciudad. Hace un énfasis en los elementos naturales como la vegetación, espacio y luz del sol. Repudia la orientación hacia el norte de los hogares, ya que considera que no propician la correcta exposición al sol y debe estar totalmente prohibida en la ciudad moderna. Los jardines y aéreas verdes deben estar incluidos y acrecentados en la ciudad. Además sugiere que no solo como elementos estéticos, sino que también sean aprovechados situando en ellos instalaciones deportivas y culturales. Los lugares de ocio, como por ejemplo: playas y lugares de excursión deben ser planificados y accesibles, para que así el hombre moderno que con el avance tecnológico tendría más tiempo libre, tuviera la oportunidad de nutrir el alma. Las vías de comunicación debían ser clasificadas según su uso, la mayoría debía estar separada
 habitacionales. Mas es la industria y los centros de trabajo los que deberían estar en cerca de las vías de comunicación, para facilitar el aprovisionamiento de materias primas y el acceso a los trabajadores. Le Corbusier pensaba en una especie de ciudad lineal donde las zona industrial estuviera adherida a las principales vías de comunicación y paralela a la zona residencial, separado por un extensa zona boscosa, para así evitar la contaminación y ruido. Por ultimo piensa que toda edificación con cierto valor histórico o sentimental para la comunidad, debía ser respetando.

En resumen es esto lo que Le Corbusier pensaba debía ser la ciudad en el futuro. Su concepto podría ser algo idealista, ya que exige un gran control por parte de un estado y muchas de las medidas planteadas serian demasiado costosas tanto económica como políticamente para cualquier estado. Sin embargo a pesar de eso, su visión no pierde esa belleza y brillantez, que te hace pensar que si todos los gobernantes y legisladores, incluso empresarios, se tomaran la molestia de leer a este urbanista, los vicios que describe serian menos.

EQUIPO #5 :
Victor Hugo Silva
Elizabeth Bribiesca Villa
Katia Moreno Parra
Alejandro Infante Vasquez

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