La
población, puede hacer mucho para mejorar el aire que respiramos el uso
excesivo del automóvil provoca un alto grado de contaminación y si a eso le
sumamos que muchos de ellos se encuentran en mal estado y despiden gran número
de contaminantes que afectan directamente a la salud de los individuos,
podremos darnos cuenta de lo mucho que podemos contribuir al medio ambiente.
Las
fuentes que provocan la contaminación se clasifican en fijas que son toda
instalación establecida en un sólo lugar que tenga como finalidad desarrollar operaciones y procesos
industriales o comerciales y fuentes móviles, que son todo equipo o maquinaria
no fijos, con motores de combustión y similares que con motivo de su operación
generan emisiones contaminantes a la atmósfera.
La
industria y el transporte son las dos principales fuentes de contaminación
atmosférica. Datos oficiales
revelan que el transporte público de
pasajeros, de carga y particulares, genera el 80 % del total de los
contaminantes a la atmósfera, el 3% lo
representa la industria y el 10% restante el comercio y los servicios. Se
consumen 43 millones de litros de
combustible al día, el 10% del
presupuesto oficial, se destina al sector salud, donde predomina la atención a
enfermedades cardiovasculares y respiratorias, existen 3.5 millones de
vehículos automotores que circulan diariamente en vialidades, carreteras y
autopistas.
Los
principales contaminantes que despiden los vehículos automotores y que afectan
la salud de la población, son: El monóxido de carbono, que se forma debido a la
combustión incompleta en los motores de los vehículos que usan gasolina, Los
hidrocarburos, que se forman por componentes de la gasolina y otros derivados
del petróleo, Los óxidos de nitrógeno, son contaminantes que por si mismos no
representan problema, pero al hacer contacto con la luz solar, producen
compuestos tóxicos, El ozono, forma
parte de la capa superior de la tierra, y ayuda a filtrar los rayos
ultravioletas provenientes del sol, pero si se encuentra a nivel del suelo se
convierte en un contaminante muy poderoso, El plomo, se origina a partir de los
combustibles, es usado como aditivo antidetonante para gasolina y Las
partículas, que pueden flotar o sedimentarse y se conocen como partículas
suspendidas totales.
Estos
avances del hombre moderno parecen contrarios a su propia natualeza. ¿Quién no
ha tragado alguna vez el espeso humo de un autobús al arrancar? o ¿Ha cambiado
la circulación del aire dentro del propio coche porque hasta ahí llega el
desagradable olor que se mastica del atasco en que anda inmerso? Terribles
situaciones si uno se para a pensar lo que ocurre dentro de su cuerpo al
aspirar ese humo o «smog», como denominan algunos expertos a las boinas que
cubren el cielo de las grandes ciudades. «La comunidad científica no tiene
dudas respecto a los efectos perjudiciales de la contaminación sobre la salud
respiratoria y coinciden en la necesidad de reducir la contaminación urbana»,
explica Cristina Martínez, coordinadora del área de medio ambiente de Separ.
Sin embargo, mientras sus efectos dramáticos han sido demostrados en numerosos
estudios, la salud del hombre se sacrifica en pro de su evolución ¿natural?
La
«corrupción» del aire afecta de forma diferente, pero nadie queda libre de su
ataque. La edad importa: los niños, adolescentes y los mayores de 65 años son
más sensibles. Y las personas con asma, EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva
Crónica), enfermedades cardiacas y arteriosclerosis también son más
vulnerables a los efectos de la
contaminación. Asimismo, las personas con buena salud o que realizan ejercicio
físico al aire libre también son vulnerables a los efectos adversos, mientras
haya concentraciones elevadas en el aire que respiran. En verano, cuando los
niveles de contaminación del aire son mayores en días cálidos y soleados (en
los que se genera ozono a partir de otros contaminates primarios), se puede
reducir la exposición si no se realizan actividades dinámicas al aire libre o
por la mañana, cuando la polución es menor.
Consecuencias graves
Todo
ello cuesta al año más de 15.000 muertes prematuras, la mayoría evitables. Un
ejemplo que pone la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ)
es que reducir los niveles de PM 2,5 a 20 p/m3 en Barcelona, Madrid, Bilbao,
Sevilla y Valencia se salvarían casi 12.000 vidas.
Pese a
que en otros países (típicos en el continente asiático, como Vietnam, China o
Japón) el único escudo que tiene el hombre es una mascarilla para evitar la
entrada del enemigo al organismo. Sin embrago, desde Separ, Pilar de Lucas,
subraya que «la mayoría de las mismas no tiene ninguna acción protectora porque
no filtran las sustancias más finas». Con lo que sólo el cobijo en una zona
verde próximo a su hogar es el lugar donde más a salvo se puede encontrar uno.
EQUIPO # 3
Laura Karina Garza Martínez
Jessica Deyanira Montes Castillo
Nallely Guerrero Guel
María Fernanda Guerra Alvares
Samantha Elizabeth Salais Loredo
Andrea Carolina Sologuren López
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